UN PARTIDO DIFERENTE
Rápidamente pensamos que los jugadores no podían jugar al fútbol, pero sí podían hacer mucho por la afición. Igual que no era posible ir a un estadio a ver un partido, sí podíamos hacer que los jugadores fueran a casa de los aficionados, virtualmente.
Propusimos utilizar a los jugadores para dar una sorpresa inolvidable. Felicitar con videollamadas el cumpleaños a los aficionados más pequeños, hijos de los empleados de Pelayo.
Convertir el que posiblemente fuera el cumpleaños más triste para esos niños en el más especial de todos.
Debíamos encajar las diferentes piezas: encontrar a los niños que cumplían años en abril, descubrir quién era su ídolo, hablar con el jugador y chivarle detalles personales del destinatario de la sorpresa (su comida favorita, su equipo, etc). Finalmente el jugador hacía la videollamada. con la complicidad de los padres. Los padres además tenían la importante labor de grabar el momento.